Ayer me desperté con el vidrio de la ventana empañado.
No me pude resistir a escribir un nombre en ella.
Por hacer algo. Porque es una tentación irresistible. Y porque lo había visto en El sueño del caracol(*) justo el día anterior.
Por cierto, la de la foto es mi ventana realmente.
(*) Corto para ver en YouTube. Gracias de nuevo Alba ;)
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